La canonización de San Martín de Porres, Más allá de la santidad

San Martín de Porres murió el 3 de noviembre de 1639, a la edad de 60 años. Es decir, vivió muchos años en una ciudad donde el promedio de vida era muy por debajo de las seis décadas, ya que las condiciones de salubridad existentes eran la primera causa de muerte por enfermedades epidémicas. Su vida en el convento y sus conocimientos medicinales le permitieron alcanzar tal edad.


Luego de su muerte, y con muchos milagros reconocidos por la población –ya sea limeña como de toda la colonia- San Martín inició un lento camino a los altares. Recién fue beatificado en 1837 y canonizado el 6 de mayo de 1962. Entonces, se puede inferir que, desde su muerte hasta su beatificación pasaron 198 años, casi dos siglos; mientras que, de su beatificación a su canonización tenemos 125 años. Es decir, desde que murió hasta ser reconocido oficialmente como santo transcurrieron 323 años.

Durante esos tres siglos y cuarto, la población de Lima y de muchas partes del Perú y América mostró una profunda fe por la imagen de San Martín de Porres. Formó parte de la religiosidad popular y de los cultos populares de los habitantes de la capital. Su figura fue siempre representada con su hábito, su escoba y un plato de donde se alimentan perro, pericote y gato. Así lo podemos ver en el libro Lima la Ciudad de los Reyes en el IV Centenario de su Fundación, publicado en 1935 (27 años antes de su canonización).

Para la llegada a los altares, San Martín de Porres gozó del apoyo de todo un continente, pero fue muy importante la labor realizada por el ciudadano ítalo-peruano, Luigi Maggiolo Botto, quien cumpliendo con una promesa, gastó gran parte de sus ahorros en hacer conocer al mundo las virtudes milagrosas de San Martín.

Maggiolo Botto nació en Dabagna-Genoa en 1888, partiendo al Perú a la edad de 22 años, llegó al puerto del Callao en la primera mitad del año de 1900. Como todo inmigrante buscó a sus paisanos y se incorporó a la vida laboral como trabajador en el negocio de un compatriota. Contrajo matrimonio con María Robert Cavassa, con quien tuvo siete hijos. La esposa fue diagnosticada de cáncer, lo que determinó su pedido a San Martín que intervenga en la curación de tal mal. Este se produjo. Documentando el caso, inició los trámites para el reconocimiento de tal obra milagrosa.

Así mismo, pidió autorización al arzobispado de Lima para acuñar medallas de oro y plata con la imagen de Martín de Porres. El propio Luigi Maggiolo (1970) señala que:

“Estas medallas acuñadas en oro macizo y plata con la efigie de Fray Martín de Porres, fueron el primer anuncio de la obra propuesta, y se distribuyeron obsequiosamente desde Su Santidad el Papa, Presidentes de Repúblicas de Italia, Francia, etc. Arzobispos y dignatarios de la Iglesia así como Cofradías, Diplomáticos y Ministros de Estado y otros países, muchas personalidades del foro y la banca e igualmente a particulares interesados en esta Causa, permitiéndome enviar veinte ejemplares al Eminentísimo Señor Cardenal de Lima”.

Además, Maggiolo envió ejemplares de las medallas al Presidente de la República, General Manuel Odría; así como al Nuncio Apostólico Francisco Lardone. Cada entrega era acompañada con su respectivo documento escrito, a su vez cada recepción era acompañada de su oficio de agradecimiento. La campaña por la canonización estaba en marcha.

Buscando un mayor apoyo, Luis Maggiolo envió –en noviembre de 1954- veinte medallas a la Primera Dama de la Nación, señora María Delgado de Odría. El documento dice:

“Tengo el alto honor de dirigirme a Ud. presentándole mis respetos y con objeto de hacerle entrega de veinte medallas con las imágenes de Santa Rosa de Lima y Fray Martín de Porres, que he hecho acuñar con la autorización concedida por el Excmo. Arzobispo Coadjuntor de Lima, con el piadoso fin de ayudar a los gastos de la canonización de nuestro Beato dominico”.

Poco a poco, la campaña a favor de la canonización se convirtió en una empresa estatal. Así lo podemos percibir en la carta (fechada el 2 de agosto de 1959) enviada por el embajador Adelmo Risi a Maggiolo:

“Estamos preparando una fuerte campaña de propaganda a favor de nuestro Beato Martín. Se han votado 100,000 ejemplares, escritos en italiano, de la vida del Beato. Se han editado e impreso, también en italiano, dos millones de estampas en colores, y estamos tratando de hacer llegar a cada uno de los Eminentísimos Cardenales del Sacro Colegio, así como a las altas dignidades de la Secretaría de Estado y de la Corte Pontificia, algún recuerdo del culto al Beato, así como una imagen en bulto, una escobita, una biografía. Para este último punto, de obsequiar a la más alta jerarquía de la Iglesia, vamos a mandar hacer un número de estatuitas del Beato talladas en madera, y algunas en piedra, de modo que no solo sea un recuerdo del Beato Martín, sino a la vez un objeto de arte digno de exhibirse”.

El nuevo gobierno, dirigido por Mariano Prado y Ugarteche, asumió que, para lograr la canonización de San Martín, era necesario iniciar una campaña de difusión de la vida y los milagros, así como de su profundo amor hacia los más desposeídos. Esta campaña abarcaría desde los miembros más importantes de la Iglesia Católica en Italia y El Vaticano hasta los feligreses, logrando así, una corriente de opinión a favor del proceso.

El 3 de noviembre de 1961, Maggiolo envió una carta a Risi donde le indicó la importancia de seguir realizando las colectas. Dice:

“Aún los más escépticos y fríos unirán esfuerzos comunes y ayudarán a reunir el dinero necesario para cubrir los gastos requeridos, por esta causa justa como Santa Causa. Es mi opinión y espero identificarme con Ud. porque se haga no solo una Colecta de carácter nacional sino ‘universal’ y cuya colecta sea llamada ‘Colecta Martiniana’, y creo que todos los buenos católicos del mundo abrirán su corazón para aportar con un granito de arena para tan noble causa”.

Risi responde:

“La Causa del Beato sigue su curso litúrgico, estamos ya acercándonos a la próxima reunión, que corresponde a los Consultores de la Sagrada Congregación de los ritos, los mismos que son Cardenales, Patriarcas, Arzobispos y Obispos, además de los teólogos, canonistas y abogados rotales. Después de esta reunión pasaremos a la reunión de los miembros del Sacro Colegio Cardenalicio, bajo la Presidencia del Papa, y por último a los Consistorios (“Privado, Semi-Público y Público), es en el Consistorio Público en el que el Papa emite el llamado “tuto”, anunciando al mundo la fecha de Canonización del nuevo santo”.

El domingo 6 de mayo de 1962 el Papa Juan XXIII canonizó a Martín de Porres Velásquez. En la homilía dijo:

“San Martín, siguiendo las enseñanzas del Divino Maestro, amó con profunda caridad, nacida de una fe inquebrantable y de un corazón desprendido a sus hermanos. Amaba a los hombres porque los juzgaba hermanos suyos por ser hijos de Dios; más aún, los amaba más que a sí mismo, pues en su humildad juzgaba a todos más justos y mejores que él. Amaba a sus prójimos con la benevolencia propia de los héroes de la fe cristiana”.


De esta manera, el pueblo católico del Perú logró concretar una de las más importantes campañas religiosas libradas en nuestras tierras durante el siglo XX: La Canonización del mulato Martín.


LAS CELEBRACIONES


Conocido el “tuto” emitido por el Papa Juan XXIII anunciando la Canonización de San Martín de Porres para el domingo 06 de mayo de 1962, inmediatamente el Gobierno del Perú programó un conjunto de actividades para celebrar tan ansiado acto.



El Presidente de la República, Manuel Prado, promulgó el Decreto Supremo N° 61-C (26 de marzo de 1962) por el cual se denominó a 1962 como “Año de Fray Martín de Porres”, perennizando así la fecha de canonización del Santo Mulato. Además, se formó una Comisión que organizara –en forma urgente e inmediata- las actividades para celebrar tan magno evento. Esta Comisión fue presidia por el doctor Geraldo Arosemena Garland, Ministro de Justicia y Culto.

La Comisión de celebración determinó que el domingo 06 de mayo de 1962, la ciudad de Lima fuese embanderada por todos los vecinos, en señal de peruanidad. Además, al mediodía repicarían todas las campanas de las iglesias, acto que se debe realizar a nivel nacional. El Buque Insignia de la Armada Peruana, Crucero Almirante Grau, realizó una salva de 21 cañonazos en la Bahía del Callao, mientras que todas las unidades de la Escuadra Peruana sonarían sus sirenas. Finalmente, las reliquias de San Martín de Porres serán exhibidas en la Basílica del Rosario de la Iglesia de Santo Domingo hasta el 03 de junio, lo que permitirá ser veneradas por los miles de fieles.

El sábado 05 de mayo de 1962, el Ministerio de Justicia y Culto emitió el siguiente comunicado:

“Se invita a todos los fieles y devotos del nuevo Santo Peruano, Fray Martín de Porres, al gran Desfile Cívico que como expresión de júbilo nacional y de profunda catolicidad por su elevación a los Altares, se realizará el domingo 6 del presente, partiendo de la Plazuela de San Pedro. El desfile recorrerá el jirón Azángaro, hasta la Av. de la Colmena, Plaza San Martín, jirón de la Unión, Plaza de Armas, calle del Correo y Santo Domingo, Concentración: Calles Aldabas y Beytia a las 101/2 (hora exacta)”.

Así mismo, se programaron diversas actividades entre el sábado 26 de mayo y el domingo 08 de junio de 1962.

AUGUSTO LOSTAUNAU MOSCOL

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